sábado, 27 de agosto de 2011

Un amor sucida o un suicida de amor (1 y 2)


Por Vilma Pandelo Curz

(1 de 2)

La palabra suicidio, aunque resulta horrible, existe, porque significa el acto de quitarse voluntariamente la vida y es suicida la persona que comete suicidio. Que daña o destruye el propio agente.

Tomando en cuenta las definiciones, entendemos que si lo aplicamos al amor, él mismo se puede eliminar, por falta de esos pequeños detalles que son lo que van haciendo que un sentimiento crezca, tales como: El diálogo, la comprensión, la sinceridad, la solidaridad, atenciones, las caricias, los mimos, el trato personal, etc…

Para que el amor sea suicida, se involucra a los que regularmente lo practican, que son los amantes, quienes tienen como norte el amor, pero al amor hay que cuidarlo, porque cuando no es atendido debidamente él mismo se desaparece y por eso se convierte en un verdadero suicida.

La mayoría de personas no entienden, o simplemente no quieren entender que el amor en sí tiene vida, y vida propia, pues de él se desprende una gama de sentimientos que son propios de su esencia, y es que muchos no experimentan esa sensación de plenitud que ocasiona el amor cuando está totalmente realizado, pero sólo se realiza cuando los amantes o la pareja está decidida a darlo todo para que esa relación realmente funcione.

En las relaciones de pareja se dan muchas situaciones que si no se les anda a tiempo pueden terminar suicidando el amor, y cuando el amor se suicida, ya no hay nada que buscar.

El enamoramiento es un proceso hermoso donde surge la ilusión, la ensoñación, la embriaguez, la magia, que son los que le dan el colorido a los sentimientos que brotan del corazón enamorado y por eso los recursos son múltiples, sólo es cuestión de descubrirlos y ponerlos en prácticas.

Cuando nos enamoramos de una persona, tratamos de empezar una relación, permitimos que Cupido nos fleche con ese dardo que ciega, que nos nubla la mirada para que no encontremos en la otra persona ninguna sombra que nos haga desencantarnos o desilusionarnos.

Vemos todo color de rosa, la relación se torna interesante y cada día crece en nuestro corazón, el deseo de amar más, de sentir más, de estar mucho tiempo con esa persona que nos ha cautivado.

Las frases, las acciones, los detalles, empiezan a hacer su trabajo, llevándonos a ver la vida diferente, llenándonos de nuevas ilusiones, de anhelos que queremos alcanzar y empezamos haciendo planes con esa persona que creemos es el verdadero amor de nuestra vida.

Un amor sucida o un suicida de amor


Por Vilma Pandelo

 (2 de 2)

Ese hermoso proceso parece no tener fin, pero sí que nos trae sorpresas, porque conforme pasa el tiempo y vamos conociendo mejor a la pareja, la cual empieza a mostrarse tal cual es, entonces entendemos que esa persona que una vez nos parecía perfecta e ideal, comienza a cambiar.

Ese cambio es producto muchas veces de la falta de entendimiento, de mostrar las verdaderas intenciones de la pareja, de que el sentimiento no se fortaleció con el trato y el tiempo, de que las aspiraciones de la otra persona ya dejan de ser las mismas que los unía a los dos.

Es ahí donde se empieza a suicidar el amor y los autores de que ese amor se vaya a pique lentamente son los verdaderos suicidas del amor.

El amor en sí mismo, es frágil, delicado y hay que cuidarlo con mucha sutileza, porque puede quebrarse de cualquier situación que se dé y es realmente lo que sucede en las relaciones de estos tiempos, donde la pareja no le permite al amor manifestarse totalmente, edificarse, desarrollarse, crecer y evolucionar, porque el hombre de por sí, es egoísta y quiere ser protagonista todo el tiempo, sin reconocer que en la relación hay tres protagonista, los dos que forman la pareja y el maravilloso ingrediente que tiene vida y proporciona vida, que es el bendito amor.

Los suicidas del amor, por distintas razones no le dan el valor real a este, creyendo que es una extraña sensación que los mueve a hacer cosas insólitas, a las que no les encuentran la razón, sin pensar que es un sentimiento hermoso, fuente de inspiración de las más nobles acciones.

Muchas veces cuando se va conociendo más a fondo a la pareja, entendemos que nos hemos equivocado, porque elegimos a la persona errada, que nos ha demostrado que no era todo lo que mostró al principio, porque al inicio todo es bueno, pero el tiempo se encarga de desenmascarar a los zorros, a los oportunistas, a los vividores y a los falsos, ya que el mismo corazón y el instinto van mostrando a los humanos con sus defectos y sus virtudes y es ahí donde da lugar al desencanto y al rechazo total.

Pienso que a los suicidas hay que aplicarles las penas más crueles, porque como dice Braulio en su canción "El Tribunal del amor": /porque el que mata un corazón enamorado/ debe morir del mismo modo que ha matado/ ojo por ojo, dice el refrán, diente por diente/ para que aprenda el criminal lo que se siente…

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