sábado, 27 de agosto de 2011

Los fanáticos religiosos


Por Vilma Pandelo Cruz

La palabra fanático significa el que manifiesta celo excesivo por una religión u opinión. Sinónimo de intolerante, sectario, secuaz, idólatra. Entusiasmo por algo. Acalorado, apasionado, exaltado.

Es hermoso saber que existe un Dios en quien confiar, reconocerlo como su Salvador, entregar su vida a El y esperar en El, pero no es bueno que cuando manifestamos creer en ese Dios lo hagamos de una forma acalorada, llamando a todo el que no muestra la misma fe, ateo, impío, o empujándolo a que se arrepienta agresivamente y eso no es así.

El Señor quiere que llevemos el Evangelio o la Buenas Nuevas a toda criatura viviente, pero su plan hay que mostrarlo con lógica, convencimiento, exhortación, ecuanimidad, dulzura y mostrando mucho amor, porque no todos somos iguales, ya que unos lo aceptan de buenas ganas y otros tardan mucho en convencerse.

Este fanatismo ha traído como consecuencia que muchas personas que pudieran aceptar al Señor sientan malestar y emitan juicios sobre el estilo de vida de los llamados cristianos o evangélicos como suelen distinguirse, los elegidos.

La gente los denomina: los aleluyas, porque predican sin parar, quieren entrar por los ojos el Evangelio a todo el que se encuentran a su paso, pero para hacer esas cosas debemos escoger algunos versículos de la Palabra que muestran las diferentes maneras que debe utilizar un cristiano para mostrar su fe y testificar su decisión: “Por sus frutos los conoceréis” y esto significa que por la forma como nos conducimos y lo que hacemos, justifica nuestra fe.  Llevado una vida santa, tratando de que todo lo que hagamos glorifique a Dios.

La vida del cristiano está llena de tribulaciones, bendiciones, tentaciones, gozos, pruebas, demostraciones, convicciones y fe.

No es una vida llena de alegría, está llena de sufrimiento, porque el cristiano se fortalece en el dolor, se goza en el y luego de una prueba el Señor envía un manantial de bendiciones.

Siempre se vive por fe en Jesucristo y en lo que hizo por nosotros al morir, para que nuestros pecados fuesen perdonados y pudiésemos disfrutar de la vida eterna.

Cuando una perdona se declara cristiana, el mundo pone sus ojos en ella para ver que hace y lo que dice.  Y en este caso, el cristiano debe de cuidarse para no convertirse en piedra de tropiezo y así impedir que más personas vengan a El.

Profesar la fe cristiana no es fanatizarse, es simplemente mostrar el amor y el poder de Dios, a través de nosotros.

Es tratar de imitar a Cristo, viviendo una vida santa; llevar sus mandamientos, conversar con Jesucristo por medio de la oración constante; congregarse con los hermanos de la misma fe, respetar los preceptos bíblicos; ayudar al necesitado, alentar a los afligidos; socorrer al hermano; y mostrarle al mundo, con ejemplos, las maravillas que el Señor hace en la vida del creyente.

Muchas personas piensan y hasta dicen que la Biblia es interpretada por cada sexta, en la manera que le conviene, pero la Palabra de Dios es una sola y aunque fue escrita por hombres, está inspirada por El. Es el medio con el que el Señor quiere mostrarnos sus mandatos y voluntad.

Cada creyente que profesa su fe en Jesucristo debe tener como guía la Biblia, por ser el libro que manifiesta sus enseñanzas, sus ejemplos; muestra su vida y el plan que El tiene para los creyentes o para el que se dice su hijo.

El cristiano debe cuidar sus pasos y tomar en cuenta que desde el momento en que declara su fe, el mundo pone sus ojos en él, y así comienza a vigilar lo que dice y lo que hace para señalarlo.

Lamentablemente el diablo no descansa y esas son cosas de él, pero debemos de tener bien presente el versículo que dice: “Mayor es el que está en nosotros que el que está fuera”. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario