sábado, 27 de agosto de 2011

La libertad en el amor y el amor libre


Por Vilma Pandelo Cruz

Ante todo quiero dejar claro que siempre he fomentado el matrimonio, porque creo en la familia, en el amor, en la pareja, en los hijos fruto del amor y que realmente el amor como sentimiento debía ser algo libre, que se diera con espontaneidad y no con obligación y si realmente se daba, porque el otro quiere, entonces deja de ser amor y cambia de matiz.

El amor no siempre tiene que estar acompañado de sexo, hay un amor tranquilo que jamás se queja, es ese que se lleva en el alma en silencio, que se siente por alguien que puede ser prohibido y que divulgarlo sería un problema.

Hay un amor que por circunstancia de haber llegado tarde, se tiene que conformar con dar, pero sin herir ni involucrar a terceros, para que no se convierta en tormentoso y hasta en divorcio.

Lo que pasa es que muchas personas piensan que cuando se ama se tiene necesariamente que sentir deseo sexual, pues se puede separar, claro que es bueno exteriorizarlo a la persona a quien se ama, pero que no pase de ahí.

El amor de por si es complicado, pero amor al fin y al cabo, en eso lo mejor es dejarlo guardado en el corazón, en la mente y en el alma. Pero es un amor tan sacrificado que eleva a quien lo siente y es tan bendito como celestial.

Esa libertad para amar a quien una quiera sin pedir permiso, sin avisar, sin decir; sólo callando, disfrutando de la compañía de quien se ama, siendo dichoso cuando se sabe que el ser a quien se ama es feliz, aunque no sea con una misma.

Entre humanos es difícil encontrar esa clase de amor, pero cuando se es maduro y se sabe amar, es fácil sentirlo, disfrutarlo entre dos, sin maldad, sin desesperación, sólo con ternura, cariño, comprensión y sinceridad.

Pero el amor libre es otra cosa, es una relación de la pareja, donde ambos comparten un mismo techo, pero sin ningún papel que los ate, o que le cree obligaciones o deberes que muchas veces los hombres y quien dice que también las mujeres no quieren aceptar por el compromiso que implica y las responsabilidades igual.

Al amor no se le puede cargar mucho, se convierte en tragedia, en agonía, en tortura, en turbulencia; el amor real es suave, tierno, sano, limpio, de verdad, sin adornos, sin reloj, son confusiones, sin reclamos, sin tregua, el amor es eso, simplemente amor y no se puede confundir con una convivencia con libertad, aquí sólo es el sentimiento, no la acción de dos personas que desean manifestar de una manera libre su deseo de estar unidos bajo el mismo techo.

Pienso, y esto es una opinión muy personal, muy mía, que existen dos tipos de personas: una que tiene la suerte de haber nacido para compartir el amor, dando y recibiendo y otra que aunque no con la misma suerte, llega tarde a la repartición tiene que dedicarse a darle amor a otros sin recibir de la otra parte. De todas maneras fuimos concebidos por amor y debemos unirnos o dar amor al mundo, que al fin de cuentas necesita mucho amor, para soportar todas las adversidades, vencer los obstáculos y por seguir adelante en esta dura batalla que es la vida.

No es que abra las llaves de su corazón y deje fluir todo ese amor que lleva dentro, pero si ama al menos demuestra que es un ser humano y se realiza como tal, porque el que no siente amor y no lo ha recibido, tampoco podrá decir que ha conocido a Dios y eso si es malo, porque Dios es la fuente del amor y del amor emanan todos los sentimientos y cosas hermosas…!Pídale a Dios que inunde su corazón de amor y vera la vida de un color diferente, le aseguro que será feliz y estará lleno de gozo!

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