sábado, 27 de agosto de 2011

!O amas o deseas!

de Vilma Pandelo Cruz, el miércoles, 15 de diciembre de 2010, 19:30
Por Vilma Pandelo Cruz

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Cuando hablamos del amor, todos nos imaginamos que es el sentimiento más puro y sublime que puede experimentar un ser humano.

Ese sentimiento nos motiva a muchas cosas, tanto como sumergirnos en un romanticismo utópico que va creando nuestra mente guiada por la embriaguez, la magia y el hechizo de un corazón enamorado.

Cuando amamos, somos sinceros, sublimizamos las cosas que están a nuestro alrededor y nos dejamos llevar por la ensoñación del sentimiento.

Deseamos proteger al ser amado, llenarlo de cosas hermosas, idolatrarlo, llevarlo a la más alta de las sensaciones y pasearlo por un mundo de sueños donde los que se aman se pueden encontrar y darse mutuamente, sin maldad, sin interés, sin malos motivos, sin morbocidad ni libidez.

Cuando el amor alberga en nuestro corazón purifica el cuerpo, el alma, el espíritu, los pensamiento, los demás sentimientos, hasta el punto de que nada lo dañe, nada lo contrarie, nada lo envenene, y mucho menos nada que lo aniquile o lo fulmine.

El amor es más profundo que cualquier otro sentimiento que pueda surgir, porque tiene un poder inigualable, y pienso que son muy pocos lo que han experimentado lo que se puede conseguir o proteger cuando hay un amor verdadero.

Recordando podemos decir que el amor esencial es aquel que todo lo soporta, porque es capaz de traspasar la línea del dolor, el espacio sideral donde se unen lo sublime con lo humano y se busca la perfección en el sentimiento.

El que ama todo lo espera, porque da ese poder de entender que no todo es perfecto y que el ser humano nunca llegará, pues sólo existe en la presencia de Dios.

Todo lo cree, porque por más cosas que sucedan, siempre habrá una razón para justifica una acción por dolorosa que sea y luego de creer, debemos de pensar en el perdón, porque como humano somos débiles y cometemos errores que sólo el amor puede bañarlo de perdón.

Pero el amor se nutre del sufrimiento, porque hay cosas que el hombre no entiende y la condición de sacrificio muchas veces conduce al sufrimiento, pero cuando se puede hacer feliz al ser amado con un sacrificio, entonces uno se lanza y la satisfacción de haber dado libertad al otro, nos colma de una paz que sólo la experimenta quien verdaderamente ama.

Otra condición del amor es que es benigno, jamás se puede albergar la envidia, porque es un elemento que acaba con la fuerza de amante aunque no venza al amor.

El amor jamás se envanece, porque no cabe en el mostrarse vanidoso, es todo lo contrario, cuando se ama se es humilde y esa humildad es una de las cartas de triunfo que muestra el amor para permanecer vivo y ardiente.

!O amas o deseas!

Miércoles, 15 de diciembre de 2010, 19:34
Por Vilma Pandelo Cruz


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Si los que aman piensan que puede hacer algo que hiera el corazón del otro, entonces se confundió de sentimientos, porque el que ama no hace nada indebido, ya que para amar se necesita tener un elevado grado de madurez, que enseña al individuo hasta donde puede ser capaz de dar y pedir.

El amor jamás busca el interés, me explico, es imposible que una persona que diga amar a otra sea capaz de convertirse en egoísta, ya que cuando se ama uno se olvida de sí para vivir en el otro y siempre se busca hacer todo lo que le haga bien al ser amado, no puede existir intensión de querer alcanzar todo para sí. Ese sentimiento ha hecho historia de desprendimiento en la humanidad, por los grandes y verdaderos sacrificios, que por amor se han hecho.

Cuando se ama jamás puede asomarse la irritación, porque esta mala reacción del ser humano puede provocar que se hiera con palabras a las personas que más se quieren y por eso el amor debe ser pasivo, tranquilo, mesurado. Y si no se permite la ira, menos se puede permitir que se experimente el rencor, porque este mal sentimiento envenena y mata.

Ese amor tiene que se justo, dar más de lo que se recibe y darlo con profundo sentimiento, porque eso se transmite y se siente en el aire. Realmente el amor es totalmente verdad.

Entonces si deseamos, es algo que se forma en nuestra mente que puede alimentarse con la mirada, con objetos hechos, es una fantasía que evoluciona en nuestros sentidos y cobra fuerza dependiendo del tiempo, el espacio y la ocasión.

Cuando deseamos jamás pensamos en algo eterno, todo lo contrario, es algo que se termina en un abrir y cerrar de ojos. Es algo momentáneo, que nos eleva y nos hace aterrizar en su momento, pero parece como un soplo de viento o una ola que viene y va.

Si se desea a alguien no vemos el alma, ni el corazón, simplemente nos evocamos a un cuerpo, a un conjunto de atributos que a la vista se ven hermosos, excitantes, pero que sólo lo puedes disfrutar por un momento, porque se esfuma como el humo.

El deseo puede embriagar, motivar, hacer soñar, pero no hay nada eterno en el, sólo se puede disfrutar en el momento.

El deseo de debilita cuando se logra lo que se espera, nadie puede sostenerlo, porque se evapora como una gota de agua en el sol.

Por eso jamás se puede experimentar amor y deseo a la vez, el amor es el centro y el deseo es uno de los lados de un todo.



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