miércoles, 14 de marzo de 2012

Entre el hombre y la mujer


Por Vilma Pandelo Cruz

            Hace muchos años, cuando Luchy Vicioso estaba casi en se apogeo, claro, que ella y Freddy ya se habían divorciado, pero ella continua ese hombre que le enseñó todo y con el cual procreo dos hijos.
            En su época dorada ella fue protagonista de muchas canciones hermosas, pero siempre se me quedó grabada una que jamás en la vida la he vuelto a oír, me la aprendí tan bien, que nunca se me ha olvidado las letras y como ahora estamos en una época en la que el hombre mata a la mujer, porque ella lo deja o porque no acepta que tenga otro, quiero compartirla con mis adorados lectores:
            “Tú que te crees muy hombre/porque tienes más de una/sin permitir que ninguna/pueda mirar a otro hombre. Tú que te sientes seguro/porque en esta sociedad/se te tolera el abuso/de la infidelidad.  Dime tú/si crees que es justo/que por simple vanidad/condenes a dos mujeres a la infelicidad. Tú que te pones furioso/ tan solo de imaginar/que alguna mujer un día/ te compartiera con otro. Dime si puedes probar/que no es tan inmoral/el adulterio de un hombre/ como el de una mujer/sino actúas con justicia/no, no tienes autoridad/ni derecho a protestar/contra cualquier injusticia. Yo sé bien que al señalarte/esta gran inconsecuencia/sin querer voy a crearte/un problema de conciencia/tú no puedes pretender/que te trate con respeto/si lo que dices creer/lo desmientes con los hechos…”
            Estoy segura que Luchy tal vez no recuerda esta canción, pero cuando cantaba lo hacía con mucho sentimiento y por eso la grabé y de vez en cuando la oigo, porque hoy  más que nunca esa situación ha cogido más espacio y muchos hombres siguen conservando ese machismo arraigado, que en la mayoría de los casos, le impide mantenerse estable en todas las etapas de su vida.
            Por todos esos tabúes y situaciones sin fundamento es que el hombre en su ignorancia voluntaria decide quitarle la vida a una mujer que ha decidido dejarlo e irse con otro, con el cual consiguió algo tan diferente y bueno que se olvido de su condición, de su estatus y del que diran y decidió entregarse, amar, olvidar y sobre todo vivir.
            Tal vez lo que un día no me gustaba, veía mal o criticaba, hoy me parece natural y si me apuran normal y cotidiano. Porque podemos ser moralistas, pero debemos de entender que la evolución, las corrientes del modernismo y la era tecnológica han ido quitando la venda y nos está mostrando que la degeneración, la inversión de valores y el egoísmo nos empujan y casi nos obligan a vivir acorde al tiempo y dejar atrás enseñanzas, principios morales y educación doméstica y continuar viviendo a nuestro modo, en la forma como lo hemos interpretado, sin preocuparnos mucho del qué dirán y olvidándonos de los demás y tratando de sentirnos bien y satisfechos de lo que hacemos.
            Las consecuencias de nuestro actos son ya parte del pasado, lo que cuenta es hacer, si explota el asunto, hacerse el chivo loco y seguir hacia delante sin remordimientos, sin pena ni verguenza.
            Pero el hecho de estar perdiendo las cosas que hemos heredado por conveniencia, nos alejamos de Dios, creemos que solos, podemos resolver nuestros problemas y solo acudimos a El si nos ocurre una desgracia en la cual necesitamos de alguien Divino que nos ayude, nos consuele o nos salve.
Estamos cada vez mas hundidos en nuestra herencia pecaminosa, tal parece como si hubiéremos perdido la conciencia, o nos negamos a cambiar, a remediar, a enmendar, a tratar de caminar por el camino correcto.
Resulta espantoso vivir en estos tiempos, porque ya o hay respeto, consideración no conciencia. Nos dominan los intereses, el egoísmo, la mala fe, la ambición, la lujuria, la envidia, todos los frutos de la carne, porque entendemos que es mejor darle gusto a nuestro ego,  en vez de hurgar en nuestra conciencia y en nuestro corazón y fortalecer los frutos del espíritu que son tan sublimes, que nos tocan, que nos sacuden, que nos llenan de ricas sensaciones y nos hacen pensar y reflexionar sobre las cosas que hemos hecho y que no debimos de hacer y las que no hemos hecho que debemos hacer.
Porque el hombre no ama sin obligación, porque no puede existir un amor libre, sin condición de que de la otra se tenga que amar igual. Y no me refiero al amor libre sin casarse, no, me refiero al amor sin condición, de entrega total,  sin pedir nada a cambio, sin mostrar que detrás de una acción existe una intención.
No resulta fácil aceptar que nuestra pareja nos deja de querer, porque eso hiere nuestro orgullo, pero lamentablemente en una relación hay muchos factores que combinan para que se consolide y, si esos factores van debilitándose puede suceder que se asome el desencanto y la desilusión; que exista la necesidad de buscar algo nuevo, refrescante, diferente, que nos cambie la monotonía por ilusión, que nos anime, nos motive, nos haga soñar, nos eleve y nos satisfaga plena y totalmente… ¡Que hermosa es la ilusión y que sublime es amar!
Y gloria a Dios por permitirnos conocer ese sentimiento tan inmenso y verdadero como es el amor, en todas sus  manifestaciones. Amén…



           

1 comentario:

  1. Saludos, Vilma. Me gustaria tener esa cancion. Puedes escribirme a Johnforest34@gmail.com
    Gracias!

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