sábado, 21 de enero de 2012

La conciencia moral


Por Vilma Pandelo Cruz

                  Primeramente quiero definir lo que significa consciencia que no es más  que el conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento.
Cada ser humano tiene conciencia de que hay algo que está bien o mal moralmente hablando, pues posee lo que llamamos sentido moral, por otro lado también existe la conciencia moral, que es la valoración sobre la moralidad de un acto concreto.
Si tomamos el término bueno, bien, en el sentido práctico, es aquello que mueve a la voluntad por medio de las representaciones de la razón, no a partir de causas subjetivas sino de modo objetivo, por razones válidas para todo ser racional como tal.
Para que un acto sea bueno deben ser buenos los tres factores fundamentales que los motivan, esos tres factores son:
1) Objeto: contenido (lo que se hace, la materia del acto)
2) Circunstancias: (factores o aspectos que determinan y precisan el objeto, el quien, el cuándo, el cómo, etc.).
3) Fin: (Intención o motivo del acto, aquello para lo que se hace).
Basta con que uno de esos factores sea malo, para que todo el acto sea malo, ya que para los moralistas el fin bueno no justifica los medios malos.
La conciencia moral está integrada por un elemento intelectual, un elemento afectivo y un elemento volitivo, el intelecto o razón juzga, aprueba o desaprueba el acto, el elemento afectivo nos da respuesta sobre los sentimientos hacia ese acto, y el volitivo que tiene una tendencia natural al bien y que lo hace querer el bien moral.
Según Kant si el hombre fuera solo sensibilidad, sus acciones estarían determinadas por impulsos sensibles, si fuera únicamente racionalidad, serían determinadas por la razón. Pero el hombre es al mismo tiempo sensibilidad y razón, y en esta posibilidad de elección consiste la libertad que hace de él un ser moral.
Podemos clasificar la conciencia moral como verdadera o errónea, en cierta, probable, dudosa, perpleja, justa, etc.
Hablamos de conciencia verdadera cuando puede dictaminar objetivamente lo que es bueno o malo y es errónea cuando no puede hacerlo, de conciencia cierta cuando el juicio moral es firme y seguro, de probable cuando existen otras alternativas, dudoso cuando el juicio moral se suspende ante la duda, perplejo cuando existe colisión de deberes y justo cuando se juzga de manera adecuada el acto moral.
¿Pero cómo se forman esas conciencias?
El hombre procura obrar con conciencia recta, ello supone auto- reflexión y consulta a los demás, para ir adquiriendo una conciencia formada y madura.
El problema se plantea cuando estamos en conciencia perpleja o en conciencia dudosa, como ya dijimos la conciencia perpleja supone un conflicto de deberes y tenemos que inclinarnos por el que nos parece más fuerte o imperioso, mientras que en la conciencia dudosa debemos descartar para salir de dudas y luego formar una conciencia moralmente cierta.
La conciencia como norma subjetiva, se apoya en los principios morales o en el sentido moral. Los principios morales son expresiones de la ley moral natural.



jueves, 12 de enero de 2012

Porque me matas papá?


Por Vilma Pandelo Cruz

            Estamos cansados de tantas muertes y más sobre las pasionales.
Aun no entendemos porque cuando un padre esta celoso porque sospecha que su mujer le está pegando cuernos, la mata, mata a los hijos y como sabe que le toca mucho de cárcel, se suicida.
            Pienso que esas cosas las hacen las personas que son ignorantes, que no tiene escuela, estudios, pues como es posible que cuando un hombre se une a una mujer, la mujer le pertenece, pues no nadie es de nadie, nadie nació con alguien, ni en ningún libro dice que usted es propiedad de un hombre.
            Los hijos tampoco tienen que morir, usted lo engendro para que vivan, los padres solo son ministradores de esos hijos.  Y tiene que separar la pasión y el amor a sus hijos.
            Nadie tiene derecho a quitarse la vida, ni a quitarle la vida a los demás, pues porque Dios da la vida y el nos la quita incluso aborrece  el suicidio, mas no al suicida.
            Además es bueno no especular, primero se debe averiguar si es cierto que su mujer esta siéndole infiel, porque los hombres debieran de chequearse primero antes de juzgar a sus mujeres, porque una mujer no es infiel porque si, algo la motiva y más cuando tiene hijos.
            Deben ambos chequearse y buscar las causas de las infidelidades, y si es posible hablar y tratar de solucionar ese problema, pero también tiene que ver con el grado de educación de cada uno, pues de ese grado dependerá la reacción.
            Los hijos son inocentes y no tienen nada que ver con eso, cada pleito que tengan la pareja, deben arreglarlas entre ellos, sin involucrar a sus hijos y si es posible a puerta cerrada, que los niños estén dormidos.
            Si el hombre no entiende razones debe suicidarse el, pero no involucrar a sus hijos y a la mujer, aunque esta sea culpable, lo más recomendable es separarse e irse cada uno por su lado y tal vez rehacer sus vidas por separados.
            Cuando la pareja tiene conflictos, el hogar se vuelve un caos. Pues los dos siempre andas envueltos en sus problemas individual y personal y se olvidan de los hijos, que debe ser lo más importante en la vida de las parejas.
            Hay que concienciar a los padres de bajo nivel a que deben pesar antes de cometer cualquier desacato, hacerles entender que los hijos no son culpables, que los problemas de pareja se arreglan entre ellos sin intervención de los hijos. Y que antes de matar es mejor hablar.
            Pues siempre son los hombres lo que mayormente matan a sus parejas y que no piensan en los hijos, que se quedan huérfanos y al final terminan matándolos para exterminar la familia entera. Y que no los crien otros.
Eso demuestra el grado de egoísmo de los hombres, tal parece que tienen en sus mentes: “Si no es mía, no será de nadie”, como dice el dicho.







miércoles, 4 de enero de 2012

Propósitos para el 2012


Por Vilma Pandelo Cruz

Termino el 2010, un año lleno de sorpresas, frustraciones, logros y caídas. Un año en donde la desesperanza arropo a muchos, por las tantas cosas que sucedieron en el transcurso del mismo, pero el hombre está hecho para sufrir, luchar y vencer; para vivir, caer y levantarse.
Por lo efímero del tiempo, nuestras vidas deben estar sujetas a estímulos y desafíos que nos motiven a veces a vencer obstáculos y levantarnos con tesón  para el afán que trae el día siguiente.
Disfrutar de la vida, es uno de los placeres más gratos que tiene el hombre, pero debe hacerlo con medidas y cuidados, para tratar de preservar y extender su existencia por mucho tiempo.
Cada año debemos hacernos el propósito de trazarnos metas, hacer sueños realidades, realizar cosas nuevas y diferentes, que nos estimulen  a sobrepasar la dura lucha de vivir en este globo terráqueo, en donde el hombre tratar de alcanzar su satisfacción total y vive constantemente en la búsqueda del final, pero realmente lo que está logrando es acercarse más a su destrucción, por el ritmo acelerado de su vida, por las cosas que inventa para conservar la juventud; pero esta inquietud la llevamos dentro, dependiendo de nuestro temperamento y de nuestra personalidad.
Unas de nuestras metas debe ser cambiar todo lo que no nos sirve, renovar lo viejo por algo nuevo, buscar nuevos amores, nuevos aires, nuevos trabajos, nuevos amigos, adquirir nuevas cosas, buscar nuevas figuras a quienes admirar e imitar, realizar nuevos proyectos. Hacer de ese año que recién llega como si fuera nuestro y cumplir nuestras promesas, vencer obstáculo, crear nuevas metas y darle a la vida un toque diferente al del año pasado. Amar de nuevo, buscar una nueva ilusión que nos motive, olvidar viejos amores y curar viejas heridas.
Mirar siempre hacia adelante, sin volver hacia atrás ni para coger impulso. Buscar algo que nos refresque, que nos transforme, pero sobre todo acercarnos más a Dios y pedirle a El que nos guie y nos proporcione lo que necesitamos.
Hay propósitos personales y generales, pero es bueno compartir todos los mismos propósitos, pues es posible  que esto nos motive a aunar esfuerzos y tratar de lograr una Patria mejor.
Debemos hacer una lista de buenos propósitos y tratar de cumplirlos; proponernos cooperar con el Gobierno, no olvidando que el Señor pide respeto a las autoridades que El ha permitido que estén ahí, gobernándonos; proponernos ser mejores cada vez, esforzarnos por aprender más, crecer más, en el sentido espiritual y mental, así servir de ejemplo como profesionales, como personas y tratar de aprovechar las oportunidades que la vida. Vivir cada instante con intensidad, pero con mucha conciencia y orden.
En la familia, tratar de buscar el equilibrio,  para que exista mas comprensión  y mas unión ente sus miembros; darse amor mutuamente; ofreciendo siempre, sin esperar nada a cambio.
En nuestro trabajo,  llevarnos bien con todos nuestros compañeros, para que exista siempre armonía y se puedan hacer las cosas bien.
Con nuestros amigos, darle siempre la mano y estar con ellos en todo el tiempo, brindándole cariño, no solo en Navidad, sino los trescientos sesenta y cinco días del año.
Con la pareja, dejar de ser egoísta y menos interesado, más amorosos y menos indiferente; más consecuentes y menos imponentes; más respetuosos y menos desinteresados; más flexibles y menos crueles y darse mucho amor y comprensión para lograr la consolidación total de la relación.
Con nosotros mismos, amarnos más para poder dar más amor a nuestros familiares y sobre todo, al prójimo. Buscar la armonía con todos nuestros semejantes para que nuestras almas disfruten de una paz inmensa que solo podemos lograr si nos sentimos felices.
Debemos de comenzar el año lleno de optimismo, ideales, metas, sueños, propósitos y tratar de alcanzarlos todos, con entereza, voluntad, ahínco, disposición y espíritu de lucha, pues como dije un viejo adagio: “Querer es poder”. El optimismo y la voluntad son las mejores armas para luchar contra la adversidad y salir vencedores.
Tenemos que decidirnos a abandonar la práctica de las cosas que no son del espíritu, como la maldad, el odio, la envidia, el egoísmo, hipocresía, mediocridad, avaricia, lujuria, arrogancia, prepotencia, pedantería, ambición; ninguna de estas actitudes agradan a Dios; desviemos un poco los ojos de las cosas vanas del mundo y enfoquemos nuestro espíritu hacia el bien, para que seamos más comprensivos, indulgentes, benévolos, sensibles, altruista, sencillos, humildes, bondadosos, consecuentes, amorosos, sinceros y auténticos.
Dejemos de imitar las malas acciones, tratemos de mantenernos firmes en nuestra fe, pero no en cosas materiales, sino en el Todopoderoso; ser mas fuertes para resistir a Satanás, en fin, cubramos nuestras vidas con amor para perdonar, comprender, y así podremos sentirnos verdaderamente felices y satisfechos con nosotros mismos.
¡Feliz y Prospero Año Nuevo!