miércoles, 4 de enero de 2012

Propósitos para el 2012


Por Vilma Pandelo Cruz

Termino el 2010, un año lleno de sorpresas, frustraciones, logros y caídas. Un año en donde la desesperanza arropo a muchos, por las tantas cosas que sucedieron en el transcurso del mismo, pero el hombre está hecho para sufrir, luchar y vencer; para vivir, caer y levantarse.
Por lo efímero del tiempo, nuestras vidas deben estar sujetas a estímulos y desafíos que nos motiven a veces a vencer obstáculos y levantarnos con tesón  para el afán que trae el día siguiente.
Disfrutar de la vida, es uno de los placeres más gratos que tiene el hombre, pero debe hacerlo con medidas y cuidados, para tratar de preservar y extender su existencia por mucho tiempo.
Cada año debemos hacernos el propósito de trazarnos metas, hacer sueños realidades, realizar cosas nuevas y diferentes, que nos estimulen  a sobrepasar la dura lucha de vivir en este globo terráqueo, en donde el hombre tratar de alcanzar su satisfacción total y vive constantemente en la búsqueda del final, pero realmente lo que está logrando es acercarse más a su destrucción, por el ritmo acelerado de su vida, por las cosas que inventa para conservar la juventud; pero esta inquietud la llevamos dentro, dependiendo de nuestro temperamento y de nuestra personalidad.
Unas de nuestras metas debe ser cambiar todo lo que no nos sirve, renovar lo viejo por algo nuevo, buscar nuevos amores, nuevos aires, nuevos trabajos, nuevos amigos, adquirir nuevas cosas, buscar nuevas figuras a quienes admirar e imitar, realizar nuevos proyectos. Hacer de ese año que recién llega como si fuera nuestro y cumplir nuestras promesas, vencer obstáculo, crear nuevas metas y darle a la vida un toque diferente al del año pasado. Amar de nuevo, buscar una nueva ilusión que nos motive, olvidar viejos amores y curar viejas heridas.
Mirar siempre hacia adelante, sin volver hacia atrás ni para coger impulso. Buscar algo que nos refresque, que nos transforme, pero sobre todo acercarnos más a Dios y pedirle a El que nos guie y nos proporcione lo que necesitamos.
Hay propósitos personales y generales, pero es bueno compartir todos los mismos propósitos, pues es posible  que esto nos motive a aunar esfuerzos y tratar de lograr una Patria mejor.
Debemos hacer una lista de buenos propósitos y tratar de cumplirlos; proponernos cooperar con el Gobierno, no olvidando que el Señor pide respeto a las autoridades que El ha permitido que estén ahí, gobernándonos; proponernos ser mejores cada vez, esforzarnos por aprender más, crecer más, en el sentido espiritual y mental, así servir de ejemplo como profesionales, como personas y tratar de aprovechar las oportunidades que la vida. Vivir cada instante con intensidad, pero con mucha conciencia y orden.
En la familia, tratar de buscar el equilibrio,  para que exista mas comprensión  y mas unión ente sus miembros; darse amor mutuamente; ofreciendo siempre, sin esperar nada a cambio.
En nuestro trabajo,  llevarnos bien con todos nuestros compañeros, para que exista siempre armonía y se puedan hacer las cosas bien.
Con nuestros amigos, darle siempre la mano y estar con ellos en todo el tiempo, brindándole cariño, no solo en Navidad, sino los trescientos sesenta y cinco días del año.
Con la pareja, dejar de ser egoísta y menos interesado, más amorosos y menos indiferente; más consecuentes y menos imponentes; más respetuosos y menos desinteresados; más flexibles y menos crueles y darse mucho amor y comprensión para lograr la consolidación total de la relación.
Con nosotros mismos, amarnos más para poder dar más amor a nuestros familiares y sobre todo, al prójimo. Buscar la armonía con todos nuestros semejantes para que nuestras almas disfruten de una paz inmensa que solo podemos lograr si nos sentimos felices.
Debemos de comenzar el año lleno de optimismo, ideales, metas, sueños, propósitos y tratar de alcanzarlos todos, con entereza, voluntad, ahínco, disposición y espíritu de lucha, pues como dije un viejo adagio: “Querer es poder”. El optimismo y la voluntad son las mejores armas para luchar contra la adversidad y salir vencedores.
Tenemos que decidirnos a abandonar la práctica de las cosas que no son del espíritu, como la maldad, el odio, la envidia, el egoísmo, hipocresía, mediocridad, avaricia, lujuria, arrogancia, prepotencia, pedantería, ambición; ninguna de estas actitudes agradan a Dios; desviemos un poco los ojos de las cosas vanas del mundo y enfoquemos nuestro espíritu hacia el bien, para que seamos más comprensivos, indulgentes, benévolos, sensibles, altruista, sencillos, humildes, bondadosos, consecuentes, amorosos, sinceros y auténticos.
Dejemos de imitar las malas acciones, tratemos de mantenernos firmes en nuestra fe, pero no en cosas materiales, sino en el Todopoderoso; ser mas fuertes para resistir a Satanás, en fin, cubramos nuestras vidas con amor para perdonar, comprender, y así podremos sentirnos verdaderamente felices y satisfechos con nosotros mismos.
¡Feliz y Prospero Año Nuevo!


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